¿Será que hago acepción de personas?
Santiago 2 : 1 – 12
Esta mañana observé una escena, muy común, que me dejó pensando mucho. Yo iba en vehículo así que la observé de lejos: Un muchacho que se gana la vida limpiando los parabrisas de los carros, se acercó para limpiar los vidrios de un vehículo esperando que cambiara de color el semáforo. Quien conducía no fue muy amable con el joven, se mostró a la defensiva, molesto, incómodo ante él.
Pensé cuantas veces yo había sido la huraña y la que no sido nada amable con alguien que por su condición de pobreza, por estar mal vestido, etc., equivocadamente lo vemos como alguien inferior.
Esto me llevó al libro de Santiago, dónde el apóstol exhorta a no hacer ningún tipo de acepción, como humanas que somos es complicado, en realidad es más agradable la persona bien vestida, que huele bien, con buenos modales. Santiago dice que cuando llegara un pobre a la iglesia lo trataran bien, sin discriminación, no haciéndolo sentir mal, que sintiera que pertenecía a la familia de Dios.
Si seguimos el ejemplo de Jesús, no discriminaremos. El trató por igual al rico y al pobre. Se acercó a aquellos que la sociedad rechazaba y los acogió. Pienso que nuestras iglesias deben estar preparada y dispuesta a recibir a aquellas personas que para muchos son “desechables” o de segunda. En el mundo se nos enseña que algunas personas valen más que otras, por lo que tienen, por su aspecto físico, etc. Pero nuestros valores como Hijas de Dios son distintos y en nuestro trato con los demás debe primar el amor y el respeto.
Cuando nos topemos con alguien que esté mal vestido que nuestro trato no debe hacerlo sentir inferior.
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