Deuda saldada
Colosenses 2: 13 - 14
Imagínate que tienes una gran deuda con una entidad financiera, y en realidad no la puedes pagar, tus recursos no te lo permiten. Un día te acercas al banco para tratar de negociar la deuda y te das cuenta que ya está saldada, tú no debes ni un peso. ¿Cuál sería tu reacción? Tal vez brincar de felicidad, incluso hasta podrías festejar porque era una gran deuda y ahora eres libre de ella.
Cada una de nosotras tenía una deuda muy grande con Dios, por nuestros pecados, y el pago de esa deuda era nuestra muerte, cada una tenía que morir por su pecado, pero Jesús, en la cruz, tomó nuestro lugar. Al morir Él exclamó: “consumado es”, que en el idioma original, griego, es Tetelestai. Tetelestai es una palabra usada en finanzas para hablar de una deuda cancelada. Él canceló tu deuda y mi deuda, para que seamos libres de ella.
Su sacrificio fue perfecto y cubrió nuestros pecados, sólo Él pudo borrarlos. Eso fue lo que Jesús hizo en la cruz, tomar tu lugar, debe haber en nosotras una enorme gratitud por todo lo que Él hizo por qué pagó nuestra deuda. Colosenses 2: 13 - 14. Nos perdonó y nos dio vida, y además el acta donde estaban registrados nuestros pecados, la destruyó como cuando tú terminas de cancelar la última cuota de algún artículo o servicio que has tomado a crédito.
Es decisión nuestra aceptar y creer que por su sacrificio somos perdonadas, o seguir llevando el peso de la deuda del pecado.
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