10 de Noviembre del 2020

Generosidad

Hecho 20: 35

¿Cuándo fue la última vez que le diste a alguien un regalo especial en una ocasión inesperada? ¿Qué efecto produjo este gesto en esa persona? ¿Quién es más feliz el dador o el que recibe?

A todas nos encanta que nos den: regalos, buen trato, amabilidad, etc. Es tan así, que casi siempre estamos esperando recibir. En Hechos 20: 35, Pablo cita las palabras de Jesús “Más bendición hay en dar que recibir”. ¡No hay mejor manera de gozar de una bendición instantánea que tomando este versículo de corazón.

No necesitas tener dinero en tu bolsillo, o en tu cuenta, para hacerlo. Dar de ti misma significa compartir un talento que Dios te dio (como por ejemplo coser algún dobladillo o un descosido, cuidar de un bebé o de un niño de tu vecina, sustituir a alguien que cuida a algún enfermo o a una persona mayor, etc. Incluso puede ser sólo estar presente, estar allí para quien necesita una voz de aliento, de consuelo. Muchas veces lo mejor que puedes dar es tu sonrisa.

Por supuesto, si Dios te ha bendecido materialmente, hay muchas maneras de compartir con otros: comprar un mercado para una familia necesitada, pagar una de las cuentas de servicios públicos de alguien que se quedó sin empleo, compartir tu almuerzo o cena con alguien que está solo, etc. Las posibilidades son muchas y quedan a nuestra creatividad.

Demos con generosidad, sin esperar nada a cambio, como nos enseñó Jesús. Al dar nos parecemos más a Él.