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Foto del escritorPrincesas y Guerreras

09 de Septiembre de 2019

Actualizado: 12 jun 2021

El Sembrador



Mateo 13: 3


Acerquémonos a Mateo 13: 1 – 9, 23, donde Jesús enseña la parábola del sembrador. Dice que el sembrador esparció la semilla por todos lados y cayó en diversos tipos de terreno.

Miremos que la semilla esparcida fue la misma, lo que determinó el resultado fue el terreno. La semilla que cayó junto al camino representa aquellos que escuchan la palabra, pero al no entenderla viene el malo y la arrebata. Esos son quienes se quedan solamente en el escuchar, sólo que oyen con dificultad, no logran entender.

La que cayó entre pedregales, representa a los que al escuchar la palabra, la reciben con gozo, pero como no tiene raíz, cuando viene la aflicción tropiezan. Este terreno no tiene profundidad, no es adecuado, es un terreno duro. Podemos decir que este es un corazón endurecido, creen por un corto periodo de tiempo, no perseveran.

El tercer terreno es la que cayó entre espinos, los espinos crecieron con ella y la ahogaron. ¿Cuáles son los espinos? Las preocupaciones, lo afanes, la ansiedad; lo que no permiten que la semilla germine y de fruto. Recuerda que Jesús nos dice que nos debemos afanarnos por lo material, que busquemos primero Su reino (Mateo 6: 33).

El cuarto terreno es la buena tierra. Aquí la semilla creció y dio una buena cosecha. Recuerda que Dios está buscando en nosotras frutos abundantes. Para dar buen fruto es necesario retener la palabra en nuestro corazón y obedecerla.

¿Qué clase de terreno somos? Analicémonos, recuerda que todo depende del terreno, que no es otra cosa que el corazón. Necesitamos tener un corazón recto para poder dar mucho fruto. Un corazón recto no se involucra en los negocios de la vida, no se deja distrae por lo placeres, las riquezas. Se deleita en la Palabra noche y día y da fruto aún en tiempo de sequías (Salmo 1. 1 - 3).



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