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Foto del escritorPrincesas y Guerreras

08 de Abril del 2021

Actualizado: 21 jun 2021


Cuando es difícil confiar



Salmo 57: 7


Yo confío en Dios, hasta que dejo de hacerlo. Si somos sinceras es difícil no dudar de Dios cuando nuestras circunstancias no parecen coincidir con sus promesas. Y es difícil no dudar de la luz de Su verdad cuando todo lo que nos rodea parece oscuro.

Lo que nos lleva al Salmo 57, un pasaje escrito por David en medio de una temporada en la que sus circunstancias y las promesas de Dios parecen estar en completa y total oposición. En este punto, David ya había sido ungido como el futuro rey de Israel (1 Samuel 16: 1-13) y había servido fielmente al rey Saúl. Sin embargo, lamentablemente Saúl persiguió y lo amenazó de muerte. David tuvo que correr por su vida y luego esconderse en una cueva.

Pero las palabras que escribió en el Salmo 57, no son exclusivamente un Salmo de lamento, ni de acción de gracias. David no negó la oscuridad de su situación, pero también se negó a permitir que su alma se desesperara. En cambio, David eligió declarar alabanzas sobre la verdadera naturaleza y carácter de Dios. Le recordó a su alma quién es Dios: un Dios que cumple sus propósitos (Salmo 57: 2), un Dios que salva (Salmo 57:3), un Dios conocido por su fidelidad y amor constante (Salmo 57: 3,10). Aunque el alma de David estaba “abatida” por sus circunstancias (Salmo 57: 6), permitió que lo que sabía que era verdad acerca de Dios lo estabilizara. Esto le permitió a David declarar “¡Firme está, oh Dios, mi corazón; firme está mi corazón. Voy a cantarte salmos.” (Salmo 57: 7).

En una cueva que seguramente se sintió como el final de todo lo que esperaba y soñaba, David reconoció su angustia, pero también levantó los ojos para alabar a Dios. La alabanza de David no fue en vano. Tranquilizó su corazón. Y sus dolorosas circunstancias no fueron en vano. Sé que los lugares oscuros dan miedo. Pero elijamos creer que hay un propósito en cada temporada, incluso en las que no parecen tener ningún sentido. En lugar de dudar de Él, elevemos nuestras alabanzas a Él. Es posible que la alabanza no cambie nuestras circunstancias, pero definitivamente comenzará a cambiar nuestro corazón. No siempre podemos elegir nuestras situaciones, pero podemos elegir cómo las vivimos.



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