La vida eterna
Juan 17: 3
Muchas personas piensan que la vida eterna es para después de la muerte, que sólo entonces empezamos a disfrutarla. Si bien es cierto, este concepto tiene que ver con dónde estaremos en la eternidad y cuál será nuestro destino eterno, que claramente viene después de la muerte, implica mucho más.
Si esperamos disfrutar la vida eterna sólo hasta después de muertas nos estamos perdiendo mucho de lo que Dios quiere y tiene para nosotras. En realidad, muchos cristianos viven su vida cristiana de esa manera, como quien dice: esperando morir, para empezar a vivir y no viven una vida en plenitud.
En Juan 17: 3, Jesús dice que la vida eterna es el conocimiento de Dios. Esa es la verdadera vida, en realidad no hay otra. Cuando conocemos a Jesús, y rendimos nuestra vida a Él, empezamos a gozar de la vida eterna que tiene reservada para nosotras. Desde ese mismo instante podemos empezar a vivir la vida eterna y abundante que Dios nos promete. Conocerle a Él es tener la vida, Él es la vida.
Jesús ofrece una vida abundante, plena (Juan 10: 10); que es mucho más que prosperidad física o económica, como algunos podrían pensar. Dios desea que gocemos de Su plenitud. Esta vida incluye la paz, el gozo, la libertad y el perdón que Jesús compró en la cruz para tí y para mí.
Decidámonos a empezar a vivir la vida eterna, aquí y ahora, conociendo al Dios que da la vida.
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