Definiendo un llamado
Salmo 78: 70-71
Nuestras tareas diarias, llámese oficios de la casa, trabajo, estudio, etc. que suelen ser fastidiosas ¿Son sólo tareas cotidianas o hay algo más detrás de todo eso? Veamos algo de la vida de David. A pesar de no tener una posición prominente en su propia familia, David tuvo el respaldo de Dios. Para sus hermanos mayores, David quizás fuera un estorbo. Para su padre, Isaí, era un hijo más. Para los demás, era un simple pastor de ovejas. Pero para Dios, David era el escogido para ser rey de Israel. Y no cualquier rey, de su linaje vendría Jesús.
En 1 Samuel 16, Dios le revela a Samuel que ha rechazado a Saúl como rey y que ha escogido a uno de los hijos de Isaí para que lo sustituya. Samuel debía considerar ciertos requisitos: inteligencia, elocuencia, valentía, educación, un líder nato, para ungirlo. Todos los hijos de Isaí debían ser considerados. Sin embargo, Isaí no llamó a David que estaba cuidando el rebaño. ¿Fue un olvido o una decisión deliberada? Samuel pasó de largo a todos los hijos de Isaí y luego preguntó, “¿Son estos todos tus hijos?”, Isaí respondió: “Queda el más pequeño … pero está cuidando el rebaño” (1 Samuel 16:11). Seguro que quien se dedica al cuidado de animales no es el indicado para cuidar de una nación. Tan pronto como Samuel vio a David, supo que era el indicado y lo ungió como rey. Sin embargo, no ocupó el trono de inmediato. Pasarían muchos años antes de que David se sentara sobre el trono de Israel.
¿A dónde fue después de ser ungido como rey, a una academia del gobierno o a un entrenamiento militar? No. Volvió a los campos y continuó pastoreando su rebaño. Un futuro rey haciendo tareas humildes. Un futuro rey cuyo carácter fue perfeccionado en la vida cotidiana y así prepararlo para su llamado.
Muy parecido a nosotras. En medio de ropa por lavar, platos sucios, exámenes, facturas por pagar, etc.; hay una preparación. Se está formando el carácter. Tal vez ignoradas por el mundo pero escogidas por Dios. No solo estamos cumpliendo quehaceres. Estamos en el proceso de descubrir nuestro llamado. Esto me hace ver mis tareas diarias (sí, incluso la ropa sucia) bajo una perspectiva completamente diferente.
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