Cristo el centro
1 Juan 2: 6
¿Has oído hablar de la leche deslactosada? ¿La has probado? Si la has tomado estará de acuerdo conmigo en que no tiene el mismo sabor, en realidad no sabe a leche. ¿Has probado el café descafeinado? No parece que se estuviera tomando café. En un mundo donde cada vez hay más sucedáneos (sustitutos de algunos productos que intentan reemplazarlos, pero nunca serán iguales al original, e incluso pierden su esencia), muchos pretenden vivir un cristianismo sin Cristo.
Si nos llamamos cristianas estamos diciendo que somos seguidoras de Cristo, eso significa cristianismo. Por lo tanto no podemos vivir una vida cristiana sino tenemos a Cristo como el centro, es como ese café sin cafeína o leche sin lactosa. Sin Jesús, no hay Cristianismo, sería una religión más o una vida de preceptos morales pero sin ninguna esencia.
Ser cristianas significa que debemos vivir como Cristo vivió, imitarlo y seguirlo. Jesús vivió en humildad y total obediencia al Padre (1 Juan 2:6). Esa es la verdadera esencia de la vida cristiana. Si Cristo es el centro de nuestra vivir, debemos estar sometidas a Su señorío.
El apóstol Pablo entendió muy bien esto e hizo de Cristo el centro de su vida, tanto que expresó que para Él el vivir era Cristo (Filipenses 1: 21). También dijo que todo lo tenía por basura para ganar a Cristo. (Filipenses 3:8) Son expresiones que pueden sonar fáciles de decir, pero en realidad tienen una profundidad.
Que determinemos vivir como Jesús vivió y sea el centro de nuestras vidas.
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