Delicada pero no frágil
Isaías 64: 8
Piensa en una hermosa flor hecha de un cristal tan fino como el papel. Debe ser tratada con mucha delicadeza. Imagínate lo que le costó al artesano crearla, el cristal es delicadamente bello, pero demasiado frágil para trabajar con él, puede que se haya roto en sus manos más de una vez antes de obtenerla.
Luego piensa en una flor creada a partir de un metal brillante. El acero es fuerte pero no moldeable. La flor de metal era demasiado dura para ceder al trabajo del artesano. Toca mucho esfuerzo con el fuego y el martillo.
Ahora piensa en una flor hecha de barro blanco. El barro es moldeable, el alfarero puede trabajar fácilmente con él y hacerlo como mejor le parezca.
Dios no nos va a abandonar nunca, sino que hará todo lo posible por rehacernos. Dios ama las partes de nosotras que son delicadamente bellas, pero no quiere que seamos frágiles como ese cristal. Dios nos hizo para ser fuertes, pero no quiere que seamos duras como el metal ni incapaces de ser moldeadas. En Isaías 64: 8 lo expresa.
Debemos mantenernos moldeables por Dios. No queremos ser demasiado frágiles ni demasiado rígidas. Si somos demasiado frágiles, el miedo a ser rotas, aplastadas y heridas de nuevo nos hará querer luchar contra el proceso. Si somos demasiado rígidas, esos bordes afilados y fuertes pueden parecer que nos protegen, pero en realidad, sólo impiden la obra transformadora de Dios en nosotras. Sólo si confiamos en las suaves pero poderosas manos del Alfarero y le permitimos que nos remodele y rehaga, esas heridas se podrán convertir en algo hermoso.
Él quiere que yo sea como el barro, capaz de mantenerse firme, pero aun así, ser moldeada y reformada en cualquier propósito que Él tenga para mí. Él también quiere eso para ti. No tenemos que tener miedo de cómo Él va a moldear nuestras vidas.
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