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Foto del escritorPrincesas y Guerreras

04 de Marzo del 2020

Actualizado: 15 jun 2021


Miriam una líder que se llenó de envidia



Números 12: 10


Miriam tenía alrededor de diez años, cuando el Señor la usó para salvar a su hermanito Moisés en el rio Nilo. Ella tenía múltiples cualidades: era protectora, emprendedora, ingeniosa, madura, y desinteresada. Ella vio la mano de Dios de muchas maneras. Miriam vivió todas las confrontaciones que Moisés y Aarón tuvieron con el faraón (y probablemente estaba apoyándolos y orando por ellos). Ella también fue testigo de las plagas que el Señor mandó, vio la columna de nube guiando a Israel, cruzó el Mar Rojo en seco, y vio cómo el Señor aniquiló al ejército enemigo. En Éxodo 15:20 encontramos la reacción de Miriam a todos estos acontecimientos: Guio a las mujeres y adoraron al Señor.

Su liderazgo era natural. Ella influenciaba y guiaba a las mujeres a alabar al Señor por sus obras. También podemos deducir que Miriam lideraba y animaba a las mujeres que ofrecían sus prendas de oro al Señor, e hilaban hábilmente para la obra del tabernáculo (Éxodo 35:22; 25-26). Además, siendo profetisa, Miriam tenía estrecha relación con el Señor, ya que podía oírlo. Sin embargo, cuando tenía aproximadamente cincuenta años, Miriam perdió el enfoque. Esto la hizo caer en pecados muy comunes entre los líderes: el orgullo y la envidia. (Números 12:1-2). Se queja, junto con su hermano Aarón, de Moisés porque había tomado una mujer cusita. Muchas veces la queja es realmente una pantalla de lo que en realidad hay en nuestro corazón.

En Números 12, el Señor confronta a Aarón y Miriam, Miriam se volvió leprosa” (vv. 10-11). En ese tiempo, los sacerdotes eran los que debían pronunciar a las personas como inmundas cuando tenían lepra y mandarlos a las afueras del campamento. Aarón, reconociendo que él también había pecado, tenía que declarar a su hermana inmunda y aislarla.

Esta historia nos recuerda que no debemos solo comenzar bien, sino también terminar bien. Miriam fue una mujer muy dotada por Dios, sin embargo, dejó que los celos entraran en su corazón y mente, y sufrió las consecuencias. Miriam perdió la influencia que tuvo, por trabajar no en contra de su hermano sino en contra de Dios. El Señor nunca más la utilizó. En Números 20:1 leemos que murió y fue enterrada en el desierto de Zin.


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