Corazón engañoso
Salmo 51: 10
Usamos la palabra corazón para definir el órgano que actúa como impulsor de la sangre, o como el dibujo que representa el amor.
Pero, además también usado (figurativamente) muy ampliamente para los sentimientos, la voluntad e incluso el intelecto y de manera similar usamos la palabra corazón para referirnos al centro de cualquier cosa.
Muchos dicen que hacen lo que le dicta el corazón, es decir, que se dejan guiar por los impulsos de su corazón. Sin embargo, no es confiable dejarse guiar por el corazón. El profeta Jeremías en el capítulo 17: 9, 10 denuncia el corazón humano como “engañoso”, torcido, fraudulento y manchado. Esa es la condición del hombre alejado de Dios.
¿Por qué razón Jeremías usará esta expresión tan dura? El profeta está denunciando al reino de Judá, de idolatría que es una expresión externa de la propensión, amor y preferencia interna que tienen hacia todo lo que está lejos de Dios. Dice él que el pecado del pueblo de Judá está escrito con cincel de hierro en el corazón. Así las cosas, el profeta nos está diciendo que desde la individualidad podemos grabar lo que queramos en el corazón. En el caso del reino de Judá, ellos habían grabado sobre la tabla de su corazón todo aquello que Dios detesta y lo habían hecho dándole el valor sagrado que obviamente la idolatría no tiene.
Sólo Dios puede cambiar ese corazón engañoso y perverso en un corazón agradable a Él, que le ame y obedezca. Que nuestra oración sea la de David: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí” Salmo 51: 10
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