Alegra el corazón del Padre
Proverbios 10: 1
Si miramos detenidamente a nuestro alrededor podríamos ver que hay un gran número de padres con una profunda tristeza. Si analizamos esto se debe al comportamiento de los hijos. En este proverbio el rey Salomón nos dice que la satisfacción y alegría de los padres dependen en gran medida con la conducta de los hijos.
También podemos decir que un hijo necio generalmente se forma cuando no cumplimos a cabalidad con nuestra responsabilidad como padres. Si desde pequeños les enseñamos el temor de Dios, podremos tener hijos sabios que tomen decisiones correctas para su vida (Proverbios 22: 6) Hijos justos que son rectos, íntegros, que tienen una excelente relación con Dios y con sus padres.
Los hijos sabios buscan la sabiduría de Dios, la cual los dirigirá por el camino correcto y no se desviarán. Tengamos en cuenta que el principio de la sabiduría es el temor del Señor, y el temor a Jehová es apartarse del mal.
Necio es aquel que es indiferente a la instrucción, irresponsable y orgulloso de sí mismo, que cree que no necesita la dirección de nadie, incluyendo a sus padres. La necedad, insensatez e imprudencia de un hijo es lo que produce tristeza en los padres. El necio no es una persona que carece de capacidad mental, sino una que desprecia y rechaza las pautas y normas establecidas por Dios, por los padres, maestros, jefes, gobernantes, etc.
Este versículo también podemos aplicarlo a nosotros como hijas de Dios, le daremos alegría a nuestro Padre celestial si andamos correctamente obedeciendo sus mandamientos y haciendo Su voluntad. Esa debe una de nuestras meta en la vida, alegrar el corazón del Padre celestial.
Somos sabias si creemos a Dios, lo amamos y obedecemos, nos apartamos del pecado que no produce ningún bien ni provecho en nuestra vida. El escoger el temor de Dios traerá gozo, largura de vida y muchas bendiciones.
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