03 de Diciembre del 2020

Señor, ¿Qué quieres que yo haga?

Hechos 9: 3-6

Esta pregunta que hizo el apóstol Pablo al encontrarse con el Señor Jesucristo, es una de las más importantes preguntas que como cristianas debemos hacernos a nosotras mismas y al Señor, permanentemente y no descansar hasta obtener la respuesta.

En el caso del apóstol, Jesús le ordenó ir a uno de Sus hijos (Ananías) para recibir orientación. No podemos prescindir de la Iglesia y sus líderes para descubrir nuestro camino en la fe (Hechos 9: 3-6)

Si le preguntamos al Señor, específicamente lo que desea de nosotras, Él se complacerá en respondernos y guiarnos a hacer Su perfecta voluntad. Muchas veces tenemos el deseo de hacer cosas para el Señor, y pensamos que lo primero que se nos venga a la mente es precisamente lo que Dios quiere que hagamos. Generalmente puede empezar como un deseo, una idea que da vueltas y vueltas en nuestras mentes, pero no necesariamente toda “buena idea” es la voluntad de Dios. La Palabra nos dice que Él produce el querer como el hacer por Su buena voluntad.

Al igual que Pablo es necesario consultar y buscar lo que Dios tiene específicamente para cada una de nosotras. Es preciso descubrir el llamado de Dios para servirle de la mejor forma posible. Ese llamado se manifiesta en una vocación, en un talento, con el que somos capacitadas para poder realizarlo.