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Foto del escritorPrincesas y Guerreras

01 de Junio del 2021

Actualizado: 22 jun 2021


¿De quién eres hija?



Juan 1: 12


En el pueblo de Israel era muy importante que cada uno conociera su su genealogía. Así se tratara de ir a la guerra, de acampar o de marchar, era absolutamente indispensable que cada israelita conociera su filiación.

Ahora, no es menos importante para nosotras conocer nuestra genealogía, no queriendo decir, necesariamente, que sepamos de manera precisa la lista completa de nuestros ascendientes. Sin duda este conocimiento es interesante y a veces hasta útil.

La verdadera importancia de declarar nuestra genealogía, aparece cuando nos referimos al aspecto espiritual. En efecto, está vinculado con nuestro destino eterno.

¿De quién somos hijas? Primeramente veamos lo que somos por nuestra naturaleza humana. En Efesios 2:3, el apóstol Pablo expresa que éramos por naturaleza hijas de ira, en 2 Pedro 2:14 el apóstol nos habla de hijas de maldición, y el apóstol Juan declara de manera clara y dura: hijas del diablo (1 Juan 3:10). Que triste condición y recordemos que la ira de Dios está sobre los hijos de desobediencia. Esta es la genealogía de una persona que no se ha vuelto hacia Dios.

Quien ha nacido de nuevo (Juan 3:3-8), quien ha creído y aceptado a Jesús como su salvador personal pasa a ser hijo de Dios (Juan 1:12). Pasa a ser parte de la familia de Dios, hemos recibido la adopción y Dios nos hace partícipe de la naturaleza divina. La simiente de Dios permanece en Él (1 Juan 3:9)

Si bien como hijas se establece una relación, también indica una posición, somos herederas de Dios y coherederas con Cristo (Romanos 8:17). Una posición honrosa que demanda también la responsabilidad de andar como hijas de Dios. En Efesio 5:1 se nos exhorta a ser imitadoras de Dios (nuestro Padre) como hijas amadas.



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