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19 de febrero 2022

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La Depresión (parte 2)

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El desánimo y la depresión son parte normal del ser humano. Pueden ser desencadenados por la muerte de un ser querido, enfermedad, pérdida del trabajo, escasez, divorcio, abandono, o muchos otros sucesos traumáticos.

Hay que reconocer que no siempre podemos controlar nuestras circunstancias y que nos pueden pasar cosas malas. Pero si podemos tomar medidas para que los pensamientos negativos no nos controlen. Lo malo es quedarnos en ese estado de tristeza y desánimo permanente.

Si alguien está  pasando por momentos depresivos se debe buscar ayuda. Para el creyente, el tratamiento médico siempre debe ser acompañado de consejería bíblica; es en la Palabra donde encontramos la verdad. El medicamento sin consejería bíblica no llega a la raíz del problema, y cada vez que se trate de suspender los medicamentos la depresión regresará. Considero que, la iglesia, como el cuerpo de Cristo debe involucrarse en la vida de la persona deprimida, no para criticar, para sobrellevar la carga de  los otros, como nos lo manda Gálatas 6:2.

Una de las grandes verdades de la Biblia es que Dios es nuestra esperanza cuando estamos en dificultades, incluyendo la depresión. El mensaje es claro, cuando la depresión golpea, fije sus ojos en Dios, en su poder y su amor por usted.  Podemos acudir confiadamente delante de Él, con nuestra profunda tristeza, Él actúa como un Padre amoroso  sanará y consolará nuestro corazón.

Estemos atentos a nuestros hijos,  porque cada vez son más el índice de niños y adolescentes deprimidos. Notemos algún cambio en sus hábitos y sobre todo dialoguemos con ellos.